Adaptación de Ethan J. Connery
Se cuenta que en tiempos del antiguo Egipto, y mucho antes del tiempo mismo, existió un sabio llamado Noon, que era el único sabio del Mundo porque aun no habían sabios y por eso era el primero. Noon era tan sabio que si alguien hubiera existido en ese momento para verlo, seguro lo hubieran confundido con el agua o con la noche, porque era tan sabio que incluso ni existía, porque antes de él nada había, Noon podía ser el único sabio antes de que existiera incluso la sabiduría. Pero Noon no hablaba, ni caminaba ni cantaba. Noon sólo dormía.
Ocurrió sin embargo, que en cierta ocasión, la única ocasión que podía existir, porque antes no habían ocasiones, Noon despertó de su eterno sueño y al despertar no encontró nada, porque como él era lo único, nada más le acompañaba y solo encontró el aburrimiento, porque nada, absolutamente nada le rodeaba. No habían animales, ni plantas, ni personas... ni siquiera existían otros sabios aparte de él, porque claro, cuando Noon despertó, el Universo apenas existía.
Pero ocurrió que la sabiduría de Noon lo llevó a comprender que el era único, y al ser algo diferente a la nada, podía hacer cosas. Eso porque la nada nunca hace nada, pero cuando algo hay, entonces ya hay algo que puede hacerse. Cuando entendió que existía, Noon encontró su poder creativo y comenzó a crear. Cuando se puso manos a la obra, descubrió que tenía manos. Pero no erancualquier mano, eran las manos de un sabio ...del primero de todos.
Así Noon fue creando y creando cosas y el Universo, que antes era muy diminuto, comenzó a crecer. Creció y creció, y como a Noon lo hubieran confundido con el agua, decidió crear la tierra. Y así surgió en medio de un océano infinito, una pequeña isla de arena que fue creciendo y creciendo hasta formar una gran planicie que se perdía en la distancia. Y como la planicie había nacido del océano, algo de agua comenzó a descender desde las tierras que estaban un poco más altas, y pronto lo que era un hilo de agua se hizo un caudal y luego creció más hasta convertirse en un enorme río que desaparecía en el horizonte... entonces nació el río Nilo, y con él los verdes valles de Egipto.
Pero el verde aun no se conocía, porque aun los colores no existían. Ni aun Noon podía ver más allá de lo que era porque todavía se confundía con la noche. Con el tiempo, Noon continuó creando, y como cada vez habían más cosas, las fue combinando y así fue creando nuevas cosas, cada vez más maravillosas, pero aun así no se veían.
A Egipto le siguieron los cielos, el aire, las plantas y animales, pero Noon siguió más allá y decidió crear a otros sabios para que poblaran su Mundo. Un Mundo extraordinario pero que nadie veía, porque aun era de noche. Entonces, ocurrió que en una buena ocasión, porque ocasiones ya habían habido muchas, Noon comprendió que necesitaba algo más que tocar y sentir su Mundo. Noon quería verlo, porque todo lo que había era apenas una bruma, sin obscuridad absoluta, pero tampoco había luz. Entonces se decidió y convirtió la ocasión en día.
Y así nació un punto de luz como una estrella que brillaba, en una gota de agua que caía en las hojas de una flor de loto... una flor que flotaba perdida en las aguas del río Nilo. La flor se resistía a abrirse, pero el poder de la luz fue más evidente, y cuando la flor ya no pudo más, de su interior surgió un rayo de luz, y así nació el Sol, aquel astro que los antiguos egipcios llamaron Ra.
El poder que le faltaba al Mundo inundó de una deslumbrante belleza el océano y la isla de arenas con sus verdes valles y palmeras, así como a las aves y los animales de la tierra de Egipto. Y así nacieron los colores, en una brillante mañana, la primera de todas. Una mañana que arrojaba desde los cielos su primero rocío a la luz de una estrella, la más grande de todas que arqueaba sus rayos en múltiples colores.
Entonces Noon ya no era Noon, porque había creado tantas cosas que ya era mucho más sabio, y Noon se hizo Ra... el Sol del horizonte, el Sol de la mañana, el Sol del mediodía, e incluso el de la tarde. Pero ya era tarde y Noon, convertido en Ra, decidió volver al interior de las hojas de la flor de loto para descansar mientras duraba la noche, la primera de todas.
Pero a medida que el Mundo se habia ido creando, algo más había sido creado: algo casi imperceptible que sin embargo existía. Y sucedió que mientras Ra dormía, al Mundo le siguió el Tiempo, y con él los sabios, los pocos que existían, se hicieron hombres y los hombres decidieron crear...